Las redes sociales imponen nuevos criterios a las marcas, empresas y generación de nuevas oportunidades de negocio
“Me gusta”
La publicidad se ha fijado en los contenidos aportados por los usuarios y los medios como una opción para hacer llegar el mensaje, argumento comercial y acompañar de un vídeo las explicaciones del producto o servicio. De esta manera, la cultura del “Me gusta”, “seguidores”, “compartir” y las barras que propician la difusión de noticias, artículos o reportajes forman parte de un análisis interesante para ver cómo funciona la cultura del siglo XXI. Internet ha roto fronteras y los medios tradicionales tienen que hacer esfuerzos por adaptarse a la creación de departamentos de desarrollo para la ejecución de los procesos, como la publicación y redacción de contenidos. Desde el 2004 han aparecido las plataformas sociales con su versión más comercial, ya que sus orígenes sólo buscaban un objetivo: seguir en contacto con tus compañeros de estudios. Ahora, con la llegada de los dispositivos móviles, la tendencia de crear contenidos profesionales para ayudar a los negocios, o bien, la alternativa de apoyar una venta desde una página de Facebook, Twitter, Tuenti, grupo de LinkedIn o creación de una red propia, las sociedades y entidades, poco a poco, han entendido la nueva forma de comunicarnos en un espacio cómodo, sencillo y eficiente.
La cultura de “Me Gusta” se ha extendido en la sociedad del siglo XXI. Un reconocimiento hacia algo, un objeto o persona, una sugerencia, un afecto hacia un grupo o el deseo de llegar a un colectivo se ha sintetizado en un clic. Así de sencillo. ¿Cuántos millones de “Me gusta” se realizan en un día en Facebook? ¿Cuántos tweets o tuits se efectúan en una sola jornada? Entre la amistad y la búsqueda de un trabajo, negocio, mercado para explotar un producto o servicio, las redes sociales han puesto a disposición de los usuarios un abanico de opciones, para controlar su información, acceder a qué es lo que están haciendo los demás y participar en algo (proyecto, empresa) para posicionar, consolidar y sugerir.
La inversión es el tiempo, organización y disciplina de la persona que se encargue de ello. ¿Tiene que ser alguien de la empresa? ¿Una agencia? ¿Un profesional? La habilidad de la sencillez en el manejo de estas aplicaciones ha permitido que estemos trabajando en la creación de un perfil desde dentro de la organización. Sin embargo, dependiendo de la compañía, número de trabajadores, volumen de facturación y sedes, gama de productos o servicios, nos encontramos con la necesidad de ampliar la estructura, determinando las redes sociales que se vayan a emplear. Así de sencillo.
YouTube es un canal para almacenar vídeos, saber quién nos visita o conocer las reproducciones, pero Facebook, Twitter, LinkedIn, Xing, Viadeo, Vimeo, Flickr u otras herramientas de la Web 2.0, que buscan la democratización de contenidos y estilos, son espacios y plataformas independientes que requieren un tiempo para generar, editar, colocar, evaluar, publicar y promocionar. ¿Es tan simple? El mundo de las redes sociales requiere un conocimiento previo, al menos desde el punto de vista de apoyar una venta. La siguiente pregunta es: ¿quién lo hace?
Motivación
La crisis ha dejado de lado las grandes estructuras o departamentos que no son productivas. El futuro pasará por la calidad de los contenidos, la búsqueda de historias, profesionales y personas que sepan adaptarse a la realización de multitud de procesos en cuestión de pocas horas, pero con un sentido comercial, corporativo o para sacar los resultados de la empresa en adelante. En estos momentos, debido a la escasez de inversión, fuga de capitales, pérdida de credibilidad y otras circunstancias que obligan a recortar en gastos, actividades o promoción de nuevos proyectos, los trabajadores no acceden al mercado. La formación, a tiempo completo y futura, pasa por la adaptación a una serie de hábitos que implican una reducción de costes en materia de hidrocarburos, electricidad o compra y adquisición de –por ejemplo- nuevas flotas de vehículos.
¿Motivo? Se llama virtualización del puesto de trabajo, búsqueda de una red de datos entre empresa y trabajador que atienda a una actual demanda en la simplificación de procesos y gestión de recursos desde la distancia. Por otro lado, la motivación tiene que estar presente en el desarrollo de proyectos aportando tiempo, dinero y conocimiento, pero intentando pensar en los números a corto, dado que “no todo es gratis”.
Una posibilidad
Sin gasto, inversión y estudio de la competencia, no hay proyectos empresariales, nuevos, pequeños, en creación o con ganas de consolidarse en un mercado. Éste, lo podemos asegurar, existe, pero hay que trabajarlo. Con el “Me gusta” abres hueco, siempre y cuando analices a qué tipo de colectivo vas a acudir. Por lo tanto, se puede considerar una opción la elaboración de un informe o consultoría para saber cómo podemos encajar un perfil, una empresa, un grupo, un conocimiento, producto, artículo o servicio. Si las cosas cambian, “el me voy de gratis” se quedará en la memoria, hemerotecas y la persona que tenga un interés jurídico y mercantil en hacer las cosas podrá adentrarse en un mundo de opciones comerciales.
Entre la desconfianza e inseguridad, que preocupan, los colectivos entienden que el cambio en la canalización y presentación de contenidos por medio de la llegada de Internet ha cambiado. Siempre quedará la posibilidad de pensar en volver al pasado, cuando no había ordenador, móvil, correo electrónico, perfiles en redes sociales o bases de datos, y cada persona vivía según su tarjeta de la sanidad pública, número de alta en Seguridad Social o según el dato de número de la cuenta asignada por el banco o caja de ahorros. Las cosas han cambiado.
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